Una molécula, un exoplaneta y un posible giro científico
En abril de 2025, un equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge, dirigido por el Dr. Nikku Madhusudhan, anunció la posible detección de un gas raro en la atmósfera de un exoplaneta: el dimetilsulfuro (DMS). En la Tierra, este compuesto químico lo producen exclusivamente organismos vivos. No existe ningún proceso geológico o químico conocido que pueda generarlo sin vida biológica.
Un planeta lejano pero prometedor
Esta molécula se habría detectado en K2-18 b, un exoplaneta situado a unos 120 años luz, que se descubrió en 2015. Forma parte de los planetas hicéanos: más grandes que la Tierra, posiblemente cubiertos por océanos y rodeados de una atmósfera rica en hidrógeno. K2-18 b se encuentra en la zona habitable de su estrella, una enana roja, lo que significa que podrían existir en él condiciones compatibles con la vida.
Un análisis posibilitado por el telescopio James Webb
Con el telescopio espacial James Webb, los investigadores pudieron analizar la luz filtrada por la atmósfera de K2-18 b mediante un procedimiento llamado espectroscopia de tránsito. Este método permite identificar la composición química de la atmósfera de un exoplaneta estudiando la luz de su estrella. Entre los gases detectados se incluyen metano, dióxido de carbono y posiblemente DMS.
Una señal por confirmar
Por el momento, no se trata todavía de una prueba de vida. La señal del DMS es baja y debe confirmarse con otras observaciones. Sin embargo, según varios especialistas, entre ellos Clara Sousa-Silva (Harvard), es el indicio más creíble detectado hasta la fecha en la búsqueda de biofirmas extraterrestres.
Aunque el origen biológico del DMS se descarta a largo plazo, esta detección demuestra que la búsqueda de la vida es ahora científica, medible y dirigida.
¿De qué manera nos inspira todo esto en Davidson?
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